Publicado vía El Día

El micromecenazgo permite comprobar la aceptación de un producto sin perder dinero.

Desde su nacimiento, las plataformas de micromecenazgo en masa se han convertido en una tendencia creciente que permite construir productos que no existían, editar un disco y participar en un proyecto solidario. Un servicio que está generando puestos de trabajo y no deja de crecer en fórmulas, formatos y negocio. Casi 167 millones de euros se recaudaron en España durante el año 2018, según el Informe sobre crowdfunding en España 2018 realizado por la Universidad Complutense de Madrid, un 62% más que en el año anterior.

Esta cifra podría ser superior si los promotores estuviesen asesorados en las buenas prácticas conocidas ya que un porcentaje significativo de los proyectos que fracasan no llegan a recaudar ni un euro. La consultoría en crowdfunding también es un negocio al alza aunque existen servicios gratuitos, como el programa de aceleración de proyectos Boxlab 4.0 que organiza la Cámara de Comercio tinerfeña. Un servicio orientado a productos tangibles creados por emprendedores y empresas. En la primera edición del programa, los seis proyectos finalistas consiguieron la financiación requerida para crear productos tan dispares como juegos, productos cosméticos, alimentación, o electrónica.

Aún cuando no se consigue la financiación requerida, el micromecenazgo evita que un promotor pierda dinero constituyendo una empresa, o fabricando un producto que no se va vender. La comunicación directa durante las diferentes fases del crowdfunding con los potenciales clientes permite conocer, de forma adelantada, cuándo una idea es incorrecta para cambiarla, recibir sus comentarios e, incluso, posibles variaciones. Un auténtico estudio de mercado previo a la fabricación, algo que sería poco habitual si el producto ya estuviese expuesto en la tienda.

LA IDEA: Resolver una necesidad

El micromecenazgo no es una herramienta “para ganar dinero, pero permite validar un producto, o servicio ante el mercado”. destaca Ángel González, consultor y miembro del European Crowdfunding Stakeholder Forum. Solucionar un problema de forma imaginativa, o descubrir una necesidad no cubierta muchas veces quedaba en un comentario ocurrente. El crowdfunding permite transformar este talento en negocio ante el mercado sin perder dinero, o constituir una sociedad, vendiendo las primeras unidades “con el añadido de que se genera una marca y se crea una comunidad de potenciales clientes”, recalca González.

PRECAMPAÑA: Producto mínimo vendible

No existe el maná digital que genere dinero. La etapa más larga es la precampaña, en ocasiones hasta más de un año al simultanearse con un trabajo. Implica hacer un estudio de mercado, comprobar costes de entrega final y generar una comunidad mínima viable. Es decir crear un público alrededor de la marca que tenga interés en pagarla. Guardar una idea sin compartirla es un error habitual. “Es importante comunicar para crear comunidad y apoyarte en ella para crear el producto que tenga más aceptación”, destaca Javi Blanco, creador de las bolsas para ciclistas Baggicase y ponente en la inauguración del segundo programa de aceleración de proyectos de la Cámara de Comercio tinerfeña, Boxlab 4.0.

CAMPAÑA: Comunicar y responder

Suele durar entre un mes y seis semanas. El objetivo es conseguir aportaciones rápidamente para evitar la sensación de “bar vacío”. La plataforma elegida para crear la campaña no suele ser decisiva gracias a la comunidad creada anteriormente. Es el momento de mostrar el producto, anunciar los tipos de recompensas, responder las dudas de los potenciales mecenas e incluso realizar demostraciones presenciales. “Las personas interesadas en nuestro nuevo producto no solo eran nuestros clientes, aparecieron nuevos durante la campaña”, destaca Nancy Gorrín, participante en la primera edición de Boxlab 4.0.

POSCAMPAÑA: Entrega de recompensas

Si es intensa la campaña, la entrega de recompensas puede ser un quebradero de cabeza si hay que fabricar más productos de los esperados ya que se pueden incumplir los plazos de entrega. Comunicarse con los mecenas mantiene la confianza depositada al comprar un producto que no existe y permite comprobar el grado de aceptación del producto final. Canarias tiene un gran hándicap: el transporte. “Me resulta más fácil vender a Australia, o a Japón que a Canarias”, recalca Javi Blanco tras vender miles de bolsas para ciclistas a 25 países diferentes en la campaña de crowdfunding.

MERCADO: Competir en otra liga

Tras validar que un producto tiene clientes el siguiente paso es convertirlo en un negocio. Iniciar la marca con una campaña de micromecenazgo ofrece un punto de partida en ventaja, se posee una página web con visitas, apariciones en medios y una comunidad de seguidores. “La campaña es un proceso de formación impresionante y vamos a constituir la tercera spin-off de la Universidad de La Laguna”, destaca el investigador Carlos Morán, graduado en Bellas Artes, que participó en la primera edición de Boxlab 4.0 para crear Formaché, una pasta moldeable y resistente a partir de materiales reciclados.

Más información en

https://www.eldia.es/videos/economia/2020/02/17/javi-blanco-crowdfunding-ayuda-financiar-22383322.html

https://www.eldia.es/economia/2020/01/22/camara-comercio-busca-emprendedores-tenerife/1043473.html

Entradas recomendadas